Historia de la Inmunología.
La Inmunología es la ciencia que estudia el sistema inmune, un conjunto de órganos, tejidos, células y factores solubles que tienen como objeto, fundamentalmente, la defensa antimicrobiana del individuo.
Inmunología Oral. La Inmunología Oral es la parte de la Inmunología que se dedica al estudio de la respuesta inmune a nivel de la cavidad oral. Los mecanismos inmunológicos que se desarrollan en la cavidad oral y en otras superficies mucosas son muy importantes en la protección antimicrobiana, ya que las mucosas están colonizadas por un gran número de microorganismos y constituyen una de las principales puertas de entrada de los microorganismos en el cuerpo humano.
Los antecedentes de la Inmunología se remontan a la antigüedad. En China se utilizaba material desecado de las vesículas de enfermos con viruela para inoculárselo a personas sanas y conferirles inmunidad. Este método, denominado variolización, constituye el primer intento de aumentar las defensas frente a una infección poniéndose en contacto con material procedente de una persona enferma.
En 1796 Edward Jenner observó que los ordeñadores que habían padecido la viruela de las vacas no padecían la viruela humana. Introduce la inmunización contra la viruela humana, comenzando la etapa experimental y científica de la Inmunología. En 1880 Louis Pasteur descubre la atenuación bacteriana y lo utiza en la inmunización frente a algunas enfermedades infecciosas como la rabia y el carbunco. Introduce el término vacunación en honor de Jenner. Al estudiar in vitro de lo que les ocurría a las bacterias expuestas a leucocitos o al suero, Elie Metchnikoff en 1882 reconoce el significado del fenómeno de la fagocitosis en tejidos animales, enunciando la "Teoría de la Inmunidad Celular". El descubrimiento de la capacidad antimicrobiana de algunas sustancias contenidas del suero llevó en 1890 a E. Behring y S. Kitasato al desarrollo de la "Teoría de la Inmunidad Humoral". Tras años de enconadas luchas científicas entre los partidarios de ambas teorías, la reconciliación de las dos teorías tuvo lugar al demostrarse que la opsonización facilitaba la fagocitosis. A partir de estos estudios se estableció que el alto grado de especificidad inmunológica que se producía tras la inmunización se debía fundamentalmente a la formación de anticuerpos específicos, que en el hospedador infectado neutralizarían las toxinas producidas por los microorganismos y harían a los microorganismos más sensibles a la fagocitosis. Como resultado de esto, la inmunidad específica se estudió fundamentalmente en términos de la formación de anticuerpos y la terapia y profilaxis de las enfermedades infecciosas se concebía como la administración al hospedador de anticuerpos específicos para el microorganismo infectante (sueroterapia) o de una inmunización diseñada a inducir la formación de esos anticuerpos por el propio hospedador.
En las primeras décadas del siglo XX comienza el estudio de la naturaleza de los anticuerpos y de las sustancias, denominadas antígenos, que inducían su producción. También se estudian las características que determinan la antigenicidad, estableciéndose que el tamaño, la naturaleza bioquímica y el carácter extraño de la molécula eran factores importantes, desarrollándose la inmunoquímica. Uno de los puntos de mayor especulación fue el del modo de formación de los anticuerpos tras la inyección del antígeno. Ehrlich en 1897 había sugerido que los antígenos se combinaban con receptores presentes en la superficie de las células tisulares y Jerne propuso que la especificidad de los anticuerpos estaba formada antes de la unión con el antígeno. Los trabajos de Talmage, que demostraron que las células que sintetizaban los anticuerpos transportaban los receptores para el antígeno, dieron lugar a que Burnet propusiese la "Teoría de la Selección Clonal".
A pesar de la cantidad de estudios enfocados hacia el estudio de los anticuerpos y el papel que jugaban en la reacción inmunológica, algunos trabajos se realizaron sobre las células que sintetizan los anticuerpos, demostrándose el papel de las células plasmáticas y linfocitos B en la producción de gammaglobulinas, como efectores de la respuesta humoral. También fue puesta de manifiesto la existencia de unos órganos centrales inmunitarios, señalando Good y Miller en 1960 el papel fundamental del timo de la respuesta inmune, y Glick y colaboradores en 1956 el de la bolsa de Fabricio en las aves.
Aunque se creía que la función fundamental de la respuesta inmune específica en animales superiores era la defensa contra los microorganismos del ambiente, también se empezó a pensar que el sistema inmune podría desarrollar otras importantes funciones, sobre todo en relación con la eliminación de células tumorales y el rechazo de trasplantes. Los trabajos sobre los trasplantes llevaron a profundizar el estudio de la tolerancia inmunológica y al descubrimiento de los antigenos de histocompatibilidad. La presencia de estos antígenos sobre los leucocitos hizo posible la tipificación mediante histocompatibilidad, creándose centros internacionales para la tipificación de la histocompatibilidad humana.
Como ha ocurrido en muchas otras disciplinas los conocimientos en el campo de la Inmunología han tenido grandes aplicaciones prácticas. El descubrimiento en 1896 de la aglutinación fue utilizado rápidamente por los bacteriólogos para el diagnóstico microbiológico, iniciando el desarrollo de la serología. Otro gran avance en los métodos serológicos aplicados al diagnóstico de las enfermedades infecciosas fue el descubrimiento en 1946 por Oudin de la precipitación, siendo modificado por Ouchterlony para dar lugar a la doble inmunodifusión. La gran revolución dentro de las pruebas serológicas ha sido la aplicación de técnicas que incluyen un sistema indicador de la reacción antígeno-anticuerpo como la inmunofluorescencia, las técnicas inmunoenzimaticas y el radioinmunoensayo.
Otro de los campos de gran utilidad práctica es el del desarrollo de vacunas que permitan disminuir la incidencia que presentan ciertas enfermedades infecciosas y si es posible llegar a su total erradicación. Este campo, con el que Jenner abrió el estudio de la Inmunología, se encuentra muy desarrollado en la actualidad, siendo obligado destacar la obtención en 1954 por Salk de una vacuna inactivada de la polio que fue muy efectiva en estudios realizados en personas y el desarrollo de la vacuna atenuada de la polio por Sabin que tras su introducción a nivel mundial en la década de los cincuenta ha disminuído enormemente la incidencia de la polio. Los años 1977 y 1982 son dos momentos importantes en este campo, ya que en Octubre de 1977 se notificó el último caso de infección natural por el virus de la viruela, convirtiéndose en la primera enfermedad infecciosa erradicada como consecuencia de una campaña de vacunación organizada por la OMS en 1967. En 1982 se consigue la síntesis del antígeno HBs por Saccharomyces cerevisiae abriendo la posibilidad al desarrollo de la primera vacuna de la hepatitis B obtenida por ingeniería genética. Otra de las grandes aplicaciones prácticas de la Inmunología fue el descubrimiento por Köhler y Milstein en 1975 de los anticuerpos monoclonales cuya aplicación esta revolucionando campos tan distintos como el diagnóstico y la terapéutica de las enfermedades infecciosas o tumorales o muchas áreas de la investigación, tanto básica como aplicada.
martes, 2 de febrero de 2010
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